Chile frente a la
guerra comercial de Trump: cómo convertir la crisis en una oportunidad
productiva global sin superávit fiscal
Por Jonathan Jesús Guzmán Muñoz
Socio Principal en V&G Asesores, Contador
Auditor, MBA, Perito Judicial y docente de educación superior.
Cuando los gigantes rugen, los ágiles deben volar.
Desde el regreso de Donald Trump a la presidencia de
Estados Unidos en enero de 2025, el mundo ha entrado en una nueva era de desglobalización
estratégica. El reciente paquete arancelario aplicado a productos chilenos
—litio procesado, celulosa, vino embotellado, cobre refinado y bienes
manufacturados— no solo amenaza nuestras exportaciones clave, sino que expone
la fragilidad de un modelo económico excesivamente dependiente de la apertura
comercial sin diversificación productiva real.
Tal como anticipamos en nuestro
análisis previo, la elección de Trump significaba el retorno de un
proteccionismo agresivo. Y hoy, 9 de abril, esa advertencia se ha materializado
y agravado: China ha respondido con un alza arancelaria al 84% sobre productos
estadounidenses, encendiendo oficialmente una nueva guerra comercial global (BioBioChile, 2025).
La buena noticia: Chile aún cuenta con talento,
acuerdos, capital humano e institucionalidad para transformarse en el mayor
laboratorio de reconversión productiva del hemisferio sur.
La mala: ya no tenemos superávit fiscal ni colchones financieros. Y el tiempo
corre.
El nuevo proteccionismo de Trump: un déjà vu con
esteroides.
La agenda comercial de Trump busca reindustrializar
EE.UU. a través de medidas arancelarias unilaterales, pero sus efectos ya son
sistémicos:
- El IPSA
ha caído un 4,8% en dos semanas, liderado por firmas con fuerte exposición
exportadora.
- El dólar
superó los $1.000, elevando los precios internos e impactando el proceso
de desinflación.
- El riesgo
soberano (CDS a 5 años) aumentó en 26 puntos base, reflejando mayor
percepción de riesgo país (hoy en 67,03 puntos base).
- Las AFP
han sufrido minusvalías, especialmente en los fondos A y C, altamente
expuestos a mercados internacionales.
Esto ocurre en un contexto de estrechez fiscal
creciente: el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) apenas supera
los 6.500 millones de dólares y la deuda pública neta se acerca al 40% del PIB.
El margen fiscal es mínimo. No hay salvavidas clásico.
Diagnóstico crudo: una economía vulnerable por
diseño.
Chile ha sido una historia de éxito en apertura
comercial, pero su matriz productiva sigue altamente concentrada en
exportaciones de materias primas: minerales, productos agrícolas y forestales,
con foco en cinco mercados principales.
Este modelo de ventajas comparativas estáticas se
vuelve inviable ante conflictos comerciales prolongados. Tal como ocurrió en
1929 con la Ley Smoot-Hawley, una contracción del comercio global podría ser
devastadora si no se cuenta con una base productiva diversificada y adaptable.
Política pública agresiva de desarrollo de
proveedores globales: la propuesta de acción inmediata.
Si Chile no tiene superávit fiscal, debe reinventar su
modelo de desarrollo desde la raíz. El objetivo: posicionarse como un hub
productivo estratégico para las nuevas cadenas de valor global.
1. “Chile Produce Mundo”: Plan Nacional de Desarrollo
de Proveedores Internacionales.
Una política de Estado que articule los sectores
público, privado, académico y financiero para convertir a Chile en proveedor
confiable y competitivo a nivel global.
Ejes estratégicos:
- Identificación
de 12 clústeres clave: litio y baterías, alimentos funcionales, hidrógeno
verde, fintech, agroindustria inteligente, cobre refinado, biotecnología
agrícola, celulosa avanzada, software minero, logística antártica,
energías limpias y turismo de experiencias.
- Atracción
de centros de producción, ensamblaje, diseño y servicios de
multinacionales, con incentivos tributarios y regulatorios.
- Encadenamiento
local obligatorio: al menos el 30% de insumos y servicios debe ser de
origen chileno certificado.
2. Creación del Banco de Proyectos Globales.
Una plataforma digital de inversión con más de 1.000
proyectos prefactibilizados, incluyendo:
- Evaluación
ambiental y social anticipada.
- Esquemas
de cofinanciamiento APP (Asociación Público-Privada), leasing productivo y
coinversión de riesgo.
- Cobertura
de riesgos con seguros multilaterales (CAF, BID, Banco Mundial).
3. Estímulo tributario para reconversión productiva.
- Ampliación
del crédito de IVA exportador para bienes transformados localmente.
- Tasa
preferente de impuesto a la renta por 5 años para empresas que inviertan
en sectores prioritarios.
- Doble
deducción tributaria por I+D en centros tecnológicos certificados.
4. Diplomacia económico-productiva de nueva generación.
- Reposicionar
a Chile como país ancla de cadenas globales descentralizadas.
- Nuevos tratados
de inversión productiva con India, ASEAN, Canadá, Marruecos y Vietnam.
- Convertir
las oficinas de ProChile en unidades de atracción de proveedores y
logística internacional.
Impacto esperado: metas realistas y medibles.
En un horizonte de 3 años, esta estrategia podría
lograr:
- 12.000 millones de dólares en inversión productiva extranjera directa.
- Más de
180.000 nuevos empleos formales, de alta calificación técnica.
- Duplicar
el número de empresas exportadoras, pasando de 8.000 a 16.000.
- Mayor
resiliencia financiera, reduciendo la concentración de riesgo y
profundizando el mercado de capitales.
Y todo esto sin gasto fiscal directo, sino mediante:
- Incentivos
tributarios bien diseñados.
- Modelos
de APP modernos y eficientes.
- Financiamiento
respaldado por organismos multilaterales.
No más país exportador de materias primas. Chile
puede ser protagonista del nuevo orden productivo global.
La guerra comercial entre EE.UU. y China ha dejado una
lección clara: el mundo ya no es seguro para economías monoexportadoras. Chile no
puede repetir los errores de 1929: repliegue nacionalista, austeridad sin
visión y parálisis industrial.
La solución no es resistir: es transformar.
Chile tiene lo necesario para reinventarse: acuerdos
estratégicos, talento, instituciones sólidas, tecnología y una red comercial
global. Es hora de dar el salto y convertirnos en un país productor de
soluciones, no solo de recursos.
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